Asia Oceania
Ruta de la Seda
Historia de la Ruta
La ruta de seda transcurre por Kazajistán, Turkmenistán, Uzbekistán, Tayikistán y Kirguistán.
La ruta de la seda era el itinerario que en la antigüedad unió los imperios de china y roma. La ruta comenzaba en Xian y el otro extremo era Roma.
La ruta de la seda comenzaba en Xian y a partir de allí se desdoblaba en dos rutas; la ruta del norte y la ruta del sur y se volvían a cruzar en Mashad. A partir de allí continuaban atravesando Asia-central y Persia, llegando a la cuenca mediterránea por Ctesifonte y Plamira. Donde Alejandría en el sur y Bizancio en el norte eran sus puntos terminales.
Esata ruta se hacía o bien por tierra o bien por mar. Por tierra era a través del transporte animal como los caballos, camellos o bien elefantes. En cambio la ruta marina no tuvo lugar hasta el descubrimiento del navío chino Nanhai I.
No fue hasta el año 1870, que el Barón von Richthofen bautizo a esta ruta como ruta de la seda.
Esta ruta debe su nombre a la mercancía más prestigiosa que circulaba en ella, la seda, cuya fabricación era un secreto que sólo los chinos conocían, aunque posteriormente los romanos se convirtieron en grandes aficionados tras conocer dicho secreto. Aunque la seda era el producto más codiziado, muchos otros productos transitaban estas rutas como piedras y metales preciosos, telas de lana o de lino, ámbar, marfil, laca, especias, vidrio, coral, oro, plata, cristal, perfumes, cerámica, tintes,etc.
No fue hasta el año 53 a.C cuando Marco Licinio Craso, que los romanos descubrieron la brillante, suave y maravillosa seda. A partir de ese momento roma quiso mantener una relación con Xian, ciudad que les proveía la maravillosa Seda. Esta seda era utilizada como vestimenta de las más acaudaladas familias romanas.
Normalmente los comerciantes no atravesavan la Ruta de la Seda en todo su largo y ancho. Lo que hacían era que los mercaderes intentaban buscar el mejor precio en los mercados de su propio territorio o bien aventurándose en las fronteras de otros reinos, donde vendían sus mercancías, y los compradores, a su vez, extendían los bienes por su propio reino.
Este canje, obedeciendo a leyes de mercado, hacía llegar las mercancías y bienes desde Xian hasta Antioquía, en Siria, y de allí hasta Constantinopla, donde esperaban los navíos venecianos que llevarían esta inmensa cantidad de bienes y riqueza, no sólo proveniente de China, sino también de todos los reinos asiáticos y medio-orientales.
Decadencia
El principio del fin de la ruta de seda empezó cuando la dinastía de Omeya quiso controlar las más importantes líneas comerciales a China, tomando la mitad occidental de la Ruta de Seda, viéndose interrumpida y ahogando el comercio de otras naciones con precios elevados y altas tasas.
Hacia el siglo XV, con el auge de la navegación y las nuevas rutas marítimas comerciales, y el apogeo de los Imperios Árabe, Imperio Mongol y Turco fue languideciendo lentamente la importancia de la Ruta de la Seda como principal arteria comercial entre oriente y occidente, y algunas de las más florecientes e imponentes ciudades a lo largo de su recorrido, fueron perdiendo importancia e influencia y, olvidados por el mundo exterior, se convirtieron en una vaga sombra de lo que fueron.

Comerciantes de la Ruta
Por la Ruta de la Seda no circulaban solamente mercaderes con bienes de todos los reinos, sino también asaltadores y ladrones , por lo que los caminos no eran totalmente seguros.
Casi en el 80 % de la Ruta, no había árboles; sólo hielo, nieve y glaciares. Algunas caravanas no llegaron nunca a su destino. Unas eran asaltadas por bandas feroces de asesinos, que para hacerse con las mercancías, no dudaban en matar, y otras veces, morían los caravaneros víctimas de accidentes o enfermedades.
Junto a mercaderes y matones, la Ruta de la Seda también fue una vía donde el Budismo se extendió por toda Asia.
Los comerciantes islámicos no permitían la entrada de comerciantes europeos o asiáticos en la ruta ya que eran conscientes de los beneficios económicos que dejaba este trasiego comercial. Estos vendían los productos a precios desorbitados.
Para el mundo islámico, la Ruta supuso una excelente fuente de ingresos que se convirtió en la base de su economía. Para Europa, una sangría económica irrenunciable ya que los productos eran insustituibles.